Chachapeando


19 de diciembre
Colegio de Bachilleres de Puebla en Chachapa
Más de 300 asistentes

En el COBAEP ya todo estaba listo, técnicos, equipo de sonido, con alumnos en la flor de la adolescencia sentados platicando, esperando a que empezara el show. Sólo un par de indicaciones, ajustes de sonido y listo, comenzó la presentación con Martín y Sergio, a los que después se les unió Babú (si, babú o baboo, como el mono de una película del imperio de Big mouse Inc.). Mientras el público comenzaba a salir del mundo de las conversaciones caóticas de la actualidad, el intro de la función con música de Bandula comenzaba a tomar ritmo captando la atención de todos entre malabares y juegos.
Arrancó el primer cuento a cargo de Sergio, que abordó el tema de las princesas, no cualquier tipo de princesa, si no princesas con un toque más moderno, no las clásicas nales rosa-pink de los tiempos del caldo de pollo no concentrado en cubitos. La risa de complicidad entre el público no pararon durante el cuento, las chicas ponían mucha atención mientras los chicos bromeaban y se pegaban uno que otro codazo mientras escuchaban.
Acto seguido, entró Babú a jugar con su cuarteto de sombreros, no es que fueran una banda musical o de baile celta, más bien eran sus objeto-sidekick para hacer malabares con ellos y poner a algunos chicos y chicas del público a participar con él.
Y que llegan Los besos de María con Martín y su acordeón, acompañado de participaciones de Alethia con los efectos de sonido no patentados. Los chicos y chicas del COBAEP estaban  bien felipes con calcetines cada vez más metidos en todo lo que pasara en la función, sólo volteaban entre ellos para hacer bromas y reír.
Cuando terminaron los besos de María, comenzó la fiesta: La fiesta chipocluda, que requería la tal vez no tan estricta  participación del público con el ritmo y acompañamiento de nuevos sonidos no patentados por la humanidad; algunos sacaron su rapero interior, otros  sólo lo asomaron un poco, sólo lo normal entre la tribu exniñosemigentegrande a la que a veces le da penita participar en juegos como éste.
Terminó la fiesta pero comenzaron los malabares, seleccionando dedocráticamente a alguien del público para colocarse en medio del universo ordenadamente caótico de las clavas, después siguieron los pases de malabares entre Alethia, Martín y Babú (Sergio tuvo que salir huyendo por causas de niñera mayor, por lo que no pudo ser parte de los malabares) luego vino el suspenso de a película de Tolkien porque Babú se puso a equilibrar sillas y escaleras, incluso llegó a avanzar sobre una hilera de dos inocentes estudiantes y Martín, mientras equilibraba una escalera sobre su cabeza, pero no hay problema, no hubo sangre, podemos estar tranquilos.
¡Kaboom! La función terminó, los alumnos tuvieron que volver a sus  salones, algunos se acercaron a pedir tarjetas, un grupo se acercó a platicar y rapear un poco con Martín, todo fluyendo felizmente. A guardar cosas y ahuecando el ala… Por cierto si hay alguna duda de dónde estuve yo, es muy fácil… dando vueltas por todo el lugar tomando fotos de los chicos riéndose, de los malabares, los equilibrios, de los momentos no kodak.






























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